Es uno de los locales más originales y que mejor acogida ha tenido entre los madrileños y motivos no le faltan. Su decoración interior se asemeja a un invernadero, cuelgan plantas del techo que suelen utilizar en su cocina además de tener grandes cristaleras.
Son muy llamativas las sillas, que parecen estar hechas de ladrillos, aunque son de plástico reutilizado, los dueños están muy orgullosos de admitir que prácticamente el local entero está hecho con materiales reciclados. La iluminación del local es otro punto a su favor, de día es muy luminoso y de noche juega con diferentes tonalidades de luz.
Otra cosa que llama la atención es que los clientes pueden ver en todo momento como preparan las elaboraciones, en la planta de abajo, una mesa alargada se une a la cocina donde el chef prepara sus elaboraciones.
Su punto fuerte es su cocina basada en el concepto clean eating, esto significa que los alimentos que utilizan son ecológicos, de proximidad, de temporada y muy saludable, ya que casi todo se prepara al horno, vapor, a muy baja temperatura o crudo. Todos sus platos además de saludables son muy apetecibles, como por ejemplo el hummus con pimientos asados, la Boloñesa Veggan Raw, la ensalada Som Tam, o el Tartar de bonito con jengibre, lima y sésamo o sus famosos postres como la tarta Raw de chocolate con frambuesa y anacardos, el Crumble de manzana o el Lemon pie.
Como curiosidad, este restaurante café se creó a la misa vez que su club de corredores, de ahí su nombre… sus socios pueden hacer usos de las duchas que dispone el local en la planta de abajo o tomar algo mientras descansan de su actividad deportiva; sin duda uno de los lugares más peculiares de Madrid.
Accesibilidad:
Hay una plaza de aparcamiento para personas con movilidad reducida en la calle Rio Rosas 7.
Para bajar a la planta de abajo hay que coger una plataforma elevadora.